Ah, el revisionismo histórico. Qué divertimento, qué entretenimiento edulcorado, qué ejercicio de estilo para desviar la atención de otras cuestiones. Uno de los temas de moda en estos momentos, desde luego. El consuelo que me queda es que la revolución tecnológica que estamos viviendo debería dificultar que procesos de este tipo se repitan en el futuro.
Está bien encararse de vez en cuando con posturas que se desmarcan de la correción política, porque obligan a realizar un ejercicio de reflexión. Incluso aquellas que defienden tesis con las que no comulgo en exceso, como pueden ser las de Pío Moa Banga, por poner un ejemplo. Porque claro, cada uno puede defender sus teorías… siempre y cuando lo haga con argumentos solventes y no mediante quemas de brujas. A veces es necesario que se levante alguna voz discordante para remontarse a los hechos y dejar a un lado las meras opiniones. Porque, al igual que Javier Cuchí, tengo serias dudas de que Joaquín Leguina haya sido contaminado por la derecha.
Escuchando: Santy Ano – Werkraum