Recito en silencio, al alba.
Te invoco a tientas, moldeando,
haciendo lo imposible por dar forma
al milagro de lo sublime.
Mis labios recorren con parsimonia
los pliegues de tu nombre
al pronunciarlo muy despacio
tratando de intuir sus misterios.
Entonando, sí, tu nombre secreto,
buscando la inflexión reveladora,
te revivo en el verbo.
Pues decirte es amarte.
[Salmo VII]
Escuchando: Abandoned ship bells – Múm