Que no te engañe
el silencio de un nudo
en la garganta
o el temblor en los labios.
No, no lloraba en realidad.
Tan sólo era que ni siquiera mis
lágrimas
estaban ya dispuestas
a dejar pasar la oportunidad
de contemplarte.
Que no te engañe
el silencio de un nudo
en la garganta
o el temblor en los labios.
No, no lloraba en realidad.
Tan sólo era que ni siquiera mis
lágrimas
estaban ya dispuestas
a dejar pasar la oportunidad
de contemplarte.