Las mujeres maldicen a los hombres.
Los hombres maldicen a las mujeres.
Los hombres maldicen a los hombres.
Las mujeres maldicen a las mujeres.
Y, en realidad, todos ellos están equivocados
porque sería suficiente con que se maldijesen a sí mismos.
Escuchando: Oder Schrei – Der Feuerkreiner