Supongo que para caer en sus garras no basta con que te guste la música. Es necesario algo más. La música tiene que apasionarte. Apasionarte de verdad.
Si es así, poco a poco se irá incrementando tu colección de recuerdos sobre canciones, álbumes, artistas, salas de conciertos, festivales… hasta que un buen día, de una u otra forma, te des cuenta de que todo ese material grabado que tienes en casa, que te conmueve, te seduce, te emociona, conmociona o maravilla podría, sencillamente, sonar mejor. Porque claro, si con un equipo pasable transmite tanto, ¿qué podría ocurrir con un equipo más solvente? Al fin y al cabo, un equipo mediocre implica un sonido mediocre. ¿No?
Y entonces, entonces y no antes, amigo, estás perdido. Lo ves todo más claro y no te queda otro remedio que recapacitar y concluir que va a haber que investigar al respecto. Y bueno, invertir algo de pasta. Una buena causa como ésta lo merece, sin duda.
Poco a poco vas haciendo descubrimientos. Cada nueva cuestión resuelta plantea un par de dudas adicionales, pero qué más da, si eso pasa con todo en esta vida. Quizás ahí esté lo bueno. Y al leer revisiones como ésta (acerca de unos JVC HP-DX 1000) o esta otra (acerca de unos Grado GS 1000) te das cuenta de lo poco que sabes y de lo mucho que necesitas aprender. Y, además, de cuánto vas a disfrutar en el proceso. Sí señor.
Escuchando: Untitled – Michael Gira
Muy buena entrada sobre la pasión :-)
Yeah! 8)