El 23 de octubre del año pasado tuve la oportunidad de ver con mis propios ojos cómo se puede llegar a destilar death metal utilizando un saxo tenor distorsionado a modo de guitarra, batería, bajo y un portátil; los responsables de llevar al límite una instrumentación jazzistica fueron Monno y puedo garantizar que mereció la pena.
Anteayer disfruté de una segunda entrega del llamado «jazz experimental» (que no tiene nada que ver con el nu-jazz tipo Saint Germain y similares), de mano de Ultralyd. Alucinante ver cómo es posible tocar un bajo y una guitarra eléctrica con un arco, a modo de violín o de viola. Alucinante comprobar de nuevo los sonidos que se pueden arrancar de combinar saxo con pedalera de guitarra. Alucinante comprobar que la hibridación entre xilofón y theremín es posible. Alucinante poder asistir a momentos de ruidismo al más puro estilo Einstürzende.
¿Curiosidad? Pincha.
En fin, el panorama musical en esta ciudad es bastante desolador, pero por momentos tengo la impresión de que sin la gente de SinSal/Vademecwm estaría en el desierto.
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